jueves, 26 de febrero de 2009

Madrid tiene su barrio mexicano

BBC Mundo.-En la calle Libertad del barrio Chueca de Madrid uno se puede cruzar con un taxi mexicano, el típico "bocho" verde de México D.F.

Lo complicado es subir a él: está colgado en la pared del restaurante Barriga llena, el corazón de una calle de fachadas coloridas que parece más mexicana que madrileña.

Desde hace algunos años los vecinos del lugar la conocen como la calle de los mexicanos.

En menos de 200 metros hay tres restaurantes mexicanos, una cafetería con auténtico café de olla (Sabor a mí), una tiendita con productos típicos de tianguis (mole verde, jalapeños, piñatas con forma de estrella), y una revista (La Neta) que circula por los negocios de la zona.

Lo que antes eran bares y cafés castizos, de patas de jamón y café con churros, ahora son negocios que chorrean colores ocres, verdes y azules, con máscaras de luchadores y olor a tortillas.

Entrar a uno de los locales es entrar México. Quizás por ello muchos mexicanos en Madrid la consideran una embajada, incluidos los artistas que están de paso, desde grupos como Maná hasta Molotov.

Allí se organizan reuniones, cumpleaños con Mañanitas incluidas, campañas de apoyo a estudiantes mexicanos y, por supuesto, se convoca una gran fiesta para el Grito de la Independencia, que lo gritan tanto mexicanos como españoles.

Hace cinco años un grupo de amigos, "No somos socios", comenzó a trasplantar trozos de México a Madrid.


"La mayoría de los objetos que utilizamos han sido usados en México, no nos importa que estén oxidados, lo importante es que conserven el feeling , la vibra de allá", comenta el acapulqueño Jorge Marín, también conocido como "El Greñas", fundador del grupo. A sus espaldas cuelga el taxi que trajeron del D.F.

En la calle se pueden ver casetas de lustrabotas, triciclos, cubetas para poner la ropa en remojo (reconvertidas en lámparas) y hasta un cuadrilátero de lucha libre.

Además, en la tiendita se pueden apreciar las piñatas de posada que allí se hacen por encargo para bodas madrileñas.

Los locales no tienen afiches de Pancho Villa o sombreros de charro típicos en otros restaurantes mexicanos, pero sí el colorido del México actual.

Cada año El Greñas viaja al D.F., a los mercadillos del centro para respirar los recuerdos y sabores que la distancia le ha ido borrando.

Y, si de paso, ve una pizarra en la basura o un carrito de helados a punto de convertirse en chatarra, lo agarra y se lo trae como equipaje de mano.

"En Barajas los guardias civiles se sorprenden cuando me ven. Les explico que así traemos un poquito de México y se ríen", agrega.

En el techo de "La panza es primero" está pintada una virgen de Guadalupe fucsia, casi tridimensional. "Es la virgen del peyote, la pintó un artista mexicano", explica El Greñas.


El grupo "No somos socios" también trae artistas para decorar los locales, entre ellos Toño Camuñas, valenciano de nacimiento y madrileño por convicción.

"Llevo 14 años viviendo en Veracruz. Había viajado mucho por Asia y África pero cuando conocí México me enganché", comenta.

Delgado, de brazos tatuados y camisa de Def Leppard, Toño dibuja muchas de las frases que se leen en las paredes.

Su preferida: "Serás muy listo, pero no has visto lo que yo he visto".

"A la gente le gusta lo exótico y cuando vienen aquí es como si viajaran a México aunque no salgan de la ciudad", señala Camuñas mientras confiesa que sigue fiel a la tortilla de patatas.

No obstante, el rumor de la calle de los mexicanos ya se ha regado por la ciudad. Está reseñada en las guías de ocio y de turismo como uno de los lugares favoritos de los madrileños.


A la calle se le han sumado otras calles del centro histórico: otros cinco restaurantes mexicanos han abierto en bares y cavas subterráneas con 200 ó 300 años de antigüedad.

Como si fueran escenas de una película, cada local refleja una fotografía de México: la lucha libre, los cantantes mexicanos, el cine mexicano, las colonias...

En ellos trabajan más de cien personas, la mayoría de ellos mexicanos.

Jimena, de acento chilango, se encarga de fotografiar a los comensales con máscaras de lucha libre.

"La gente se lo pasa muy bien. Me preguntan muchas cosas de México, de su comida, de sus ciudades", explica mientras aclara que es colombiana.

"Pero prácticamente soy mexicana. Trabajo y vivo con mexicanos. Casi se me olvida que estoy en Madrid", sonríe.

Con más de veinte años en España, El Greñas ha sido testigo de la evolución gastronómica del país.

"Recuerdo que en los restaurantes mexicanos el plato principal era costillas barbecue con nachos. Se confundía la comida mexicana con la Tex-Mex. España estaba en un proceso de apertura que también incluía su paladar", señala.

Por si acaso, en la calle libertad ondea una frase: Comida Mex-Mex, aunque la especialidad del lugar es el pollo cabreado, una mezcla de chile chipotle y queso cabrales español. Un receta nacida del encuentro de dos mundos.

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